El Valor de la enfermedad
Por José López Guido
Por José López Guido
Vivimos en constante zozobra, expuestos, amenazados y vulnerables, ante la naturaleza de esta pandemia. El coronavirus se ha convertido en un dañino fantasma que anda merodeando y estropeando nuestras vidas. Quizá ya visito a un pariente lejano, o tal vez a un amigo, o a un ser querido. Nos tomó por sorpresa trastornando nuestras vidas.
Una enfermedad de este calibre puede dejar residuos muy trascendentes como ya sabemos.
Una enfermedad, a parte también “Es producto de la desarmonía”. Y puede ser el foco de alerta que indica falta de amor en algún sitio de nuestra vida.
Una falta de amor puede ser; del entorno hacia nosotros, o de nosotros hacia el entorno y también de nosotros, hacia nosotros mismos.
Cuando alguien no nos quiere, además de afectarnos el hecho. En nuestro inconsciente surge un mecanismo de autodestrucción; necesitamos sentirnos aprobados y queridos, si no nos sentimos aprobados y queridos, nos enfermamos por que no nos sentirnos merecedores. La enfermedad entonces se asienta en la desaprobación, es el embrión de la autodestrucción.
Cuando no queremos a alguien, en el fondo lo estamos odiando. El odio activa la disgregación orgánica dañando al que lo genera y quien se lo descarga. “Lo que se envía regresa”.
Las primeras llamadas de alerta de la naturaleza a los seres humanos, son las enfermedades leves o lijeras, y si no se toma consciencia y se modifican hábitos dañinos, vienen enfermedades graves y finalmente si no se cambian patrones de comportamiento que llevan falta de amor, las enfermedades se complican. Así se puede ir en dirección a la muerte.
Las alertas o enfermedades que nos pone la naturaleza son para invitarnos a cambiar alguna de nuestras actitudes que nos dañan, e intoxican el entorno. El entorno puede ser modificado, al modificar nuestras actitudes.
Cuando no nos queremos, deseamos destruirnos; con solo tener pensamientos malsanos hacia nosotros mismos, iniciamos el deterioro de nuestra salud. Nuestro ser interno obedece fielmente el pedido que le hacemos de manera inconsciente.
Las enfermedades por contagio se presentan cuando hay el hábitat necesario para que ellas se instalen. Puede ser debido a la falta de higiene, a la mala alimentación, o deficiencias de aminoácidos, herencia genética etc. (causas físicas). Y visto en otra faceta, el hábitat ideal para que se implante cualquier enfermedad es además la falta de amor.
Cuando nos sentimos amenazados por una enfermedad, o la padecemos. La naturaleza nos esta proporcionando la oportunidad de analizar de donde han surgido y adonde nos han llevado nuestras propias determinaciones conscientes o inconscientes. Una determinación es el ferviente deseo que suceda algo, los deseos que en algún momento forjamos en la mente, hoy son la vida que estamos viviendo.
Por ejemplo: Podríamos tener el deseo de ser queridos por nuestro padre, el inconsciente recibe el pedido y efectúa quizá, algún comportamiento para conseguirlo: ¡Una enfermedad podría ser la solución! -Si estamos enfermos entonces nuestro padre se acercará para ver como estamos y nos dará su afecto- Es bastante común que las determinaciones nos lleven por los tortuosos caminos de las enfermedades.
Una enfermedad es la posibilidad de acercarnos a nuestra sabiduría interior que todo lo sabe, que todo lo abarca y todo lo comprende. “Es el todo absoluto”, Cuando estamos enfermos sentimos la necesidad de analizar nuestra existencia. Nos preguntamos ¿si estamos obrando bien o mal?, ¿si hemos sido buenos padres, buenos esposos e hijos?, ¿si tenemos cosas inconclusas?, ¿si sentimos culpas o corajes ¿si tenemos las cosas listas para bien o mal morir, o si tenemos ciclos abiertos,
Con la introspección, comenzamos a pensar en posibles cambios y al contemplar esos cambios nos llega la calma y en la medida en que realizamos acciones para redirigir el destino ,llega la satisfacción por el bien realizado. Todo gracias a la enfermedad.
La enfermedad en ocasiones es un medio para reconectarnos con nosotros mismos y de impulsar la auto trascendencia. Ya que cuando uno mira más allá, los valores cambian
La enfermedad por otro lado nos encauza a vivir de manera natural; Ya que la enfermedad surge por obstáculos al flujo de la energía; Usamos ropas plásticas, comemos alimentos que llevan químicos, o alterados con hormonas de crecimiento, sabores artificiales y hasta modificados genéticamente, Habitamos en casas que enferman, nos sumergimos en un mundo de radiación electromagnética, nos llenamos de estrés para conseguir el éxito. Y en esa escalada interminable, fallamos a las reglas básicas de las relaciones humanas; pisamos gente, desencadenamos resentimientos, guardamos culpas,
Una enfermedad es una oportunidad para realizar una introspección, sobre la forma en que vivimos.
Una enfermedad es un tropiezo que nos permite detenernos y acercarnos a nuestros ancestros. Ya que cuando los conocemos, nos conocemos.
Cuando llegamos a la claridad, mediante la introspección, no hay marcha atrás, si no modificamos nuestra manera de pensar y actuar, quizá mañana ya sea tarde. El llamado de la naturaleza es hoy. Es una propuesta para regresar a nuestras raíces,.. En nuestras raíces esta la sabiduría ancestral. Y esta nos conecta con tradiciones y con el respeto a la gente y con el respeto al planeta con su flora y su fauna que nos toco vivir.
La enfermedad en uno de los siete jinetes del Apocalipsis. La manera de vencerlo además de lo que dicta la ciencia es mediante el amor. Porque donde hay amor todo está bien.