Un día después del apocalipsis.
Por José López Guido
Por José López Guido
Para dilucidar qué hay después del Apocalipsis, hay que advertir cuál es el origen y la esencia de este evento.
El apocalipsis es provocado por nuestra naturaleza de ser humanos. En nuestro instinto de sobrevivencia, “queremos todo cuanto nos aporta bienestar”.
En el proceso de la conquista de este bienestar, no hay contemplaciones. No nos preocupa si afectamos a otros para alcanzar el placer demandado… Este ha sido el modelo instintivo de comportamiento empleado durante miles de años. “El más fuerte domina al más débil”.
Es la dinámica que hemos venido viviendo. Nos comportamos egoístamente y de esa actitud surge gente lastimada. Vamos de ensayo en ensayo… De error en error. Buscamos saciar los propios intereses, sin importar el daño que causamos para obtener lo que queremos. Como humanidad hemos engañado, traicionado, saqueado, torturado, esclavizado, matado etc… (todo lo registrado en la historia de la humanidad).
En la política en ocasiones así se a manejado, en los negocios tenemos depredadores, en las relaciones interpersonales muchos han quedado destrozados.
El origen de estas devastaciones, es que tenemos un hambre voraz de hartar las propias necesidades. Esto habla de nuestro grado de evolución. No somos tan avanzados como creemos. La inconsciencia aun es parte de nuestras vidas. La crisis actual es un llamado a mirar nuestros actos.
No es malo ir por lo que uno necesita. Lo malo es dañar al entorno para conseguir lo que uno quiere.
La verdadera evolución llega con la toma de conciencia, de que hay equivocaciones en lo que uno hace. “Un modelo de comportamiento con mayor perfección, esta basado en la corrección de las fallas observadas”.
El comportamiento abrupto e instintivo (primitivo) afecta a todos. Ya que las ansias de poder y de poseer dejan traiciones, celos, envidias, resentimientos, odios, y enfermedades… y las guerras… y los apocalipsis.
Estas víctimas buscan curar sus heridas tomando lo que les falta. Y en su urgencia atropellan a otros. “Somos hijos de traumas ancestrales, que se heredan de generación en generación”. De aquí surgen los problemas en las interacciones humanas ya que influyen en nuestra forma de pensar, de sentir y de actuar. Cada movimiento, cada paso, lleva el deseo de sacar la mayor ventaja posible para poder alcanzar los propios objetivos.
¿Qué sigue después de este clímax? ¡Los efectos de la ambición! “Lo que esta arriba, tiende a bajar”. Lo que parecía grande, resulta pequeño, lo que parecía luminoso, es obscuro, lo que parecía importante, es insignificante. La caída de los viejos valores y el surgimiento de los nuevos.
Las ideas, los sentimientos, no podrán ser los mismos. «Un error es un escalón que lleva a otros intentos en la búsqueda de la perfección”.
Para cubrir nuestras necesidades hemos dejado daños ecológicos y sociales.
El apocalipsis que nos toca vivir es efecto. La causa es el crudo comportamiento humano.
A nivel social encontramos ya desajustes psicológicos, rupturas familiares por perdidas o desavenencias, ruina económica, irritabilidad, rencores, vandalismo, escaso nivel de tolerancia a la frustración y la depresión…
Cómo podemos advertir las cosas están difíciles y se percibe que hay un riesgo inminente que aumente el grado de tensión.
¿Como manejarlo?
Una cosa primero y después la otra.
No hacer algo hasta tener toda la claridad. La claridad llega con el análisis y esto requiere tiempo.
Claridad mental.
Para conseguirla hay que ubicar las causas de las tensiones. Ya que las tensiones indican que hay amenazas a la sobrevivencia. Cuando se toman decisiones bajo amenaza, son decisiones limitadas y confusas que pueden tener un deficiente final. Es importante analizar profundamente cada tensión.
Enumerar las zonas de tensión por orden de prioridad.
Analizar las posibles soluciones.
Observar los perjuicios y beneficios de cada una de los posibles soluciones y desenlaces.
Elegir y realizar lo que cause menor perjuicio y mayor beneficio a uno y al entorno (para evitar culpas).
Cuando se ubica la decisión correcta, llega siempre la certeza y con esta la serenidad.
Planear la ruta a seguir, especificando los pasos que hay que desempeñar para alcanzar las metas deseadas.
Anotar en un calendario los pasos a concretar cada día, e ir asegurando en otra columna el término íntegro de cada uno de esos pasos.
Trazar rutas alternas en caso de eventualidades.
Anticiparse planeando otras posibles soluciones en caso de resultados adversos.
Mantener la persistencia hasta llegar a la meta.
“El éxito es una secuencia tenas, de pequeños pasos”.
El estrés por las condiciones contrarias podría estar presente.
Es importante cultivar la serenidad mediante las técnicas de relajación. En este estado podremos restablecer nuestro sistema nervioso y armonizar el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Además podremos advertir cualquier peligro y visualizar las soluciones.
No aceptar provocaciones.
Debido al confinamiento y las limitaciones, las tensiones en la sociedad podrán aumentar más. El tremendo desgaste psíquico por el estrés sostenido y tensiones acumuladas podrán producir dificultades en cualquier instante.
Es posible que haya sobre reacciones con el menor roce social.
En este ambiente puede que surjan conflictos y violencia, debido a la poca capacidad de tolerancia y a la frustración por todas las limitaciones experimentadas.
Mantener nuestro centro.
Nuestro centro debería de ser la prudencia.
Cuando la emoción sea intensa no hablar, no reclamar, no tomar decisiones.
Cuando la serenidad esté presente practicar la “comunicación en alta energía”.
Cuando las cosas sean intensas, hacer pausa – hasta retomar el centro. Quien hable o tome decisiones sin serenidad, podría lamentarse mas adelante.
“Quien levanta la voz pierde” y “Si te alteras, piensa en las consecuencias” nos recuerda Confucio.
Dejar que el otro tenga la razón, es transformar un enemigo, en amigo.
Tener la razón es perder un amigo y ganar un enemigo.
Vivir, decían los maestros “Con un pie en el cambio”. El cambio es la dilución del yo egoísta, y la cristalización del nosotros. El no considerar a otros nos a llevado a enfrentar estas implicaciones en esta crisis. El modelo de comportamiento que los maestros de todos los tiempos nos han sugerido, es amar a todo cuanto nos rodea, esto incluye al planeta en que vivimos.
Las circunstancias anuncian que el cambio ya es impostergable. Hemos llevado el planeta y a la raza humana un grado de desequilibrio alarmante.
O renovamos nuestra manera de ser o nuestra civilización muere.
Cada uno de nosotros ocupa un lugar en este mundo, que nos toco vivir.
¿Somos movimiento que facilita la evolución u obstáculo?
José López Guido.