¿Cómo comenzó El Manantial Centro de Desarrollo Humano, S.C.?
Por José Lopez Guido
¿Cómo Inicio todo?
El Manantial surgió del deseo de compartir con otros el método de curación que me tocó desarrollar.
Todo comienza con el agotamiento en que me encontraba por realizar tantas curaciones… Iniciaba el día al recibir gente con padecimientos variados a las 7:00 de la mañana, y terminaba a las 10:00 de la noche. En ocasiones, me di cuenta que solo ocupaba a lo largo del día media hora para tomar alimentos. Me dolía la enorme necesidad de la gente, y sentía un gran compromiso por ayudarlos, además estaba teniendo buenos resultados, no podía parar, yo sabía lo que era el sufrimiento por haberlo vivido.
Una ocasión trajeron a una mujer que no caminaba, la subieron cargando en una camilla y una hora después con el tratamiento que le di, bajó caminando. Y así con frecuencia veía casos increíbles, gente que no oía y volvía a oír, personas poseídas, salían desposeídas, otros, con sobre peso en unas sesiones bajaban de peso, también veía cómo depresivos crónicos recuperaban el entusiasmo por vivir, otros desahuciados, enfrentaban con aplomo su situación… Claro también había casos en los que no podía hacer absolutamente nada, como si no dependía del paciente, y tampoco de mí. Y con estos pacientes que no podía hacer nada por ellos, mas que darles consuelo, fui aprendiendo. Descubrí que había casos que se parecían unos con otros y se podían manejar de la misma forma.
Más tarde concreté que había patrones de comportamiento, y que lo que había afectado a uno, era análogo a lo que le afectaba a otro. Observé que todos los padecimientos físicos o mentales, y aún los conflictos de las interacciones humanas tenían todos que ver con la misma infracción a las leyes naturales, y la resolución de la problemática, consistía en modificar la actitud nociva que siempre estaba relacionada con dañarse a sí mismo o al entorno.
Entonces le mostraba a la gente en dónde estaba su infracción y cómo interactúa la naturaleza reprimiéndolo para que no se dañe a sí mismo, ni dañe a otros.
Curación tras curación pude comprobar cómo las personas mejoran su calidad de vida. Pero las carencias y necesidades en esta gran Ciudad de México son tantas, como individuos la componen. Y yo, sin fuerzas para abarcar a uno más, ¡estoy exhausto! –pensé- ¿Cuándo voy a terminar de ayudarles a resolver sus conflictos?, creo que nunca podré-. Concluí que tenía listas de gente que esperan una consulta y tardarían meses para tener una sesión, y me decía, ¿los demás cuándo?… Seguro es más fácil enseñar a alguien que se interese por aplicar el sistema que empleo, para de esta forma beneficiar a otros. Así se podría hacer una reacción en cadena. Esto es lo que me llevó a querer compartir mis experiencias contigo.
Mi Camino
Yo nací igual que muchos niños con las percepciones psíquicas amplificadas, tenía una gran sensibilidad (hoy se les conoce a estos niños como índigos, o niños de cristal o niños psíquicos). Con esta sensibilidad yo podía ver cosas que creía todos podían ver, pensaba ingenuamente que era el estado natural de toda la gente. Luego me di cuenta que no todos percibían esas auras e hilos luminosos que iban desde los vegetales hasta las montañas, ni veían esos hilos de luz que surcan el cielo. Y mucho menos observaban seres de otras realidades, ni hablaban con ellos.
Cuando me di cuenta que otros no veían todo lo que yo percibía, caí en una gran confusión. Pensé -Si veo estas cosas y los demás no, entonces soy diferente… ¡O seguro estoy loco!… -Este fue un tiempo de confusión, mi “noche obscura”. Empecé a preguntarme ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Porqué soy diferente? ¿Porqué puedo ver lo que veo? ¿Porqué otros no? ¿Porqué siento los miedos que siento? Tenía miedo a la altura, lugares estrechos, las ratas, víboras, arañas, a hombres y a mujeres. Asumí que tenía dos opciones una abandonarme a la impotencia y a la confusión, o encontrar las causas que me estaban afectando y resolverlas.
Mis padecimientos me llevaron a una encrucijada en donde no había más opción que buscar respuestas. Comencé por tomar un año de psicoanálisis, luego leí todo cuanto se cruzaba en mi camino relacionado a estos temas; tenía hambre de conocimiento, llegué a leer hasta siete libros por semana. Luego fui de lugar en lugar recolectando las piezas faltantes a mi entendimiento. Fue entonces que tuve la fortuna de llegar a una escuela Hermética en donde recibí en siete años las respuestas faltantes que durante años busqué
Con estas respuestas fusione el conocimiento que había en mi interior (viejos conocimientos intuitivos, y nuevos conocimientos en el plano consciente racional). Con esta fusión logré claridad al tomar conciencia, así pude modificar actitudes nocivas. Y con ello apareció la paz interior. Tenía un método con el que pude acomodar mi atormentada mente y me di cuenta que si lo había aplicado conmigo y funcionaba, lo podía aplicar con otros también.
Ya en este momento encontré que yo no era el único con problemas de percepciones psíquicas amplificadas, había miles de personas que estaban atravesando padecimientos psíquicos, con múltiples variantes. Unos con las emociones fuera de control, otros interactuando con otras realidades no válidas para el mundo científico o somatizando sus conflictos interiores y algunos más viviendo un caos en sus relaciones interpersonales; las mismas confusiones y padecimientos que tiempo atrás yo experimenté.
Luego pude comprobar que podía compartir mis experiencias para que otros salieran de su noche obscura.
¡Tenemos el derecho de tomar el control de la vida, sólo necesitamos recordar cómo hacerlo!